Exactamente un año después de su investidura, Joe Biden se centra en su faraónico programa de infraestructuras para intentar hacer olvidar con puentes y carreteras las malas encuestas y la parálisis parlamentaria en Estados Unidos.

Lejos de las solemnes promesas de unir a los estadounidenses que hizo el 20 de enero de 2021 en las escalinatas del Capitolio, el presidente conmemorará este primer aniversario de una manera mucho más concreta.

Reúne en la Casa Blanca al equipo encargado de supervisar el gasto de 1.2 billones de dólares que quiere desembolsar para reformar las infraestructuras decrépitas.

Este programa gigantesco es uno de los pocos éxitos de una presidencia que atraviesa una mala racha.

Es también un tema consensuado en un Estados Unidos que a veces parece no ponerse de acuerdo sobre nada. Al menos en esta ocasión la ley cuenta con la aprobación de algunos parlamentarios republicanos.

La estrategia expuesta el miércoles por el demócrata de 79 años durante una rueda de prensa de casi dos horas es clara: insistir en los éxitos económicos y la lucha contra el covid, recalibrar las promesas y salir de la burbuja de Washington para acercarse más a la población.

Con un pequeño toque de Hollywood: los partidarios de Joe Biden reclutaron a Tom Hanks para que narre, en un clip de dos minutos con música e imágenes, los éxitos del presidente y la “resiliencia” de Estados Unidos, “el país de los valientes”.

Algunos republicanos ironizaron sobre este video y la contribución del actor, diciendo que recuerda un episodio de los dibujos animados “Los Simpson”.

En Twitter, la Casa Blanca difunde testimonios en video entusiastas: un comerciante que se benefició de las medidas de apoyo de emergencia, una familia contenta con que se haya previsto eliminar las tuberías que contienen plomo, un estudiante de secundaria que aplaude un proyecto de desarrollo de internet de alta velocidad.

Pero esta operación de comunicación también deja a la luz las dificultades de la presidencia de Biden.