Miles de peregrinos que visitarán la Basílica de Guadalupe ya vienen en camino sin mínimas medidas de seguridad en los trayectos de ida y regreso.

Al ser cuestionados sobre cómo se cuidan, Gregorio Vega Leal, peregrino de Atempan, Puebla, dijo:

“Mira, nada más a cómo la virgencita nos acompañe”.

Desde 1975, año tras año, habitantes de Atempan realizan su peregrinación a la Basílica. Aunque llegan en autobús hasta el templo, caminan de regreso 245 kilómetros durante seis días; en su ruta de vuelta a Atempan, caminarán en carreteras y avenidas de alta velocidad con el riesgo de ser atropellados. Al frente del grupo va Marcelino con su bandera y su radio.

“Nosotros somos los encargados de coordinar por ejemplo en los cruces de semáforos, de áreas peligrosas, mi banderín es para coordinar todo lo de los coches, mi radios es para la comunicación con los compañeros que vienen atrás”, destacó Marcelino Perfecto, encargado de peregrinación de Atempan, Puebla.

Cinco jóvenes con playeras rojas, banderas con una franja fosforescente y radios de aficionados cuidan al resto de los peregrinos haciendo cortes de circulación en intersecciones y manteniéndolos sobre el acotamiento.

“Puede pasar algo, un accidente o algo, entonces hay que ir alineando los tantito para que no pase nada”, apuntó Leonardo Ramírez, peregrino de Atempan, Puebla.

Durante estos días es común encontrar peregrinos en las calzadas de Tlalpan y Zaragoza, Circuito Interior, dos de las vías de mayor afluencia de peregrinos son la autopista Peñón-Texcoco y la carretera federal Los Reyes-Texcoco.

“Mucha gente que viene como de Tlaxcala, de Puebla, Texcoco es un punto como de reunión, un receso, antes de llegar a la capital, a la Basílica de Guadalupe; viene muchísima gente en bicicleta, en camiones, personas en autobús”, dijo Ricardo Cornejo Gutiérrez, habitante de Texcoco.