La lava que fluye del volcán de la isla española de La Palma creó una nueva colada que ha alcanzado un cementerio y una planta fotovoltaica y que genera preocupación porque destruye todo lo que encuentra a su paso, en una zona de caseríos dispersos y tierras de labranza.

El nuevo río de roca fundida surgido este jueves y discurre en paralelo a la décima colada del volcán de Cumbre Vieja, en erupción desde el 19 de septiembre pasado, según el director técnico del Plan Especial de Protección ante Riesgo Volcánico de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende.

En esta jornada se constató la aparición de un nuevo centro de emisión de lava al sur del cono principal y la lava que fluye de esta fisura localizada avanza a unos 600 metros por hora, de acuerdo con el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcán), que difundió un vídeo en las redes sociales en el que se ve cómo el magma desciende líquido y con rapidez sobre un manto de ceniza.

Para el Pevolca, la nueva colada constituye “una mala noticia” porque discurre por zonas “no holladas” anteriormente por la lava y ha discurrido con bastante velocidad, aunque luego ha ralentizado su marcha porque se está volviendo viscosa.

Esto es consecuencia del material que ha arrastrado a su paso por zonas de mucha concentración urbana, y dispersa, lo que la ha frenado a unos 25 metros por hora, muy diferente “al ritmo más elevado de esta mañana, con una lava que emerge probablemente de bastante profundidad, muy caliente y fluida”, precisó.

El magma está destruyendo lo que encuentra a su paso y hoy atravesó por la mitad el cementerio de Nuestra Señora de Los Ángeles, en el barrio de Las Manchas, que hasta hoy había conseguido evitar el avance de coladas cada vez más cercanas y que albergaba los restos de 3,160 difuntos y el único crematorio de la isla.

La Televisión Canaria emitió imágenes en las que se aprecia cómo la lava ha atravesado el cementerio, arrasando con buena parte del mismo y quedando en pie una zona de nichos.

Por otra parte, se constata un aumento de la tasa de emisión con incremento de la ramificación de canales lávicos y desbordamientos y, de hecho, se ha registrado un episodio de súbito incremento en la emisión de lava desde el centro efusivo principal “muy espectacular”, aunque ya ha cesado, un comportamiento que “entra dentro de lo esperable” en una erupción estromboliana.

Los sismos continúan
En cuanto a la sismicidad, a niveles intermedios continúa siendo baja y la profunda ha disminuido. El terremoto de mayor magnitud registrado hoy, de 3.9 y sentido con intensidad IV, se ha localizado a 11 kilómetros.

El tremor continúa también en niveles bajos y no hay señales significativas sobre deformación del terreno.

Por el contrario, sigue siendo alta la emisión de dióxido de azufre asociada al penacho volcánico, al rondar las 30,000 toneladas, pero con tendencia descendente desde el 23 de septiembre, cuando superó las 50,000 toneladas.

Respecto a la calidad del aire, en las últimas veinticuatro horas se ha detectado una elevada cantidad de gases sobre las áreas de Las Manchas y La Bombilla, en la zona de exclusión, mientras que la situación es buena o razonablemente buena en toda la isla y regular en Los Llanos de Aridane, donde se han superado los umbrales diarios de partículas en suspensión inferiores a 10 micras.

La meteorología no está acompañando y, si bien hoy se registran precipitaciones fuertes y persistentes al este de La Palma, esta isla del archipiélago español de las Canarias estará mañana en aviso naranja por lluvias que afectarán a la vertiente oeste, donde se localiza la erupción volcánica.

La buena noticia es que se prevé un cambio del viento a partir del sábado que favorecerá las operaciones en el aeropuerto de La Palma.

En la actualidad, la superficie afectada por el magma asciende a 1.084,44 hectáreas y la anchura entre coladas ha aumentado hasta situarse en los 3.350 metros.

Según la última actualización de datos, hay 1,484 edificaciones afectadas, de las que 1.195 son de uso residencial, 160 agrícola y 67 industrial.

Los cultivos perjudicados ocupan una superficie de 340.59 hectáreas, de las que más de la mitad son de plataneras, y superan las 400 hectáreas si se suman los afectados por la ceniza, por lo que los daños agrícolas empiezan a ser preocupantes.