El embajador de Estados Unidos en México, el hispanoamericano Ken Salazar, ha encauzado la relación con el país latinoamericano gracias a una apretada agenda de encuentros tras una turbulenta llegada en la que recibió reproches por el embargo a Cuba y lidió con la visita de Nicolás Maduro.

Salazar, nombrado por Joe Biden, presentó el 14 de septiembre sus cartas credenciales al presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y se mostró entusiasmado de llegar a México “justo a tiempo para celebrar las fiestas patrias”.

Pero su bienvenida no fue la mejor, puesto que el gran invitado al desfile militar del 16 de septiembre por el Día de la Independencia de México fue el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, en donde López Obrador tachó el embargo de la isla como una “perversa estrategia”.

Mientras Díaz-Canel escuchaba a López Obrador como invitado de honor en primera fila, el nuevo embajador de Estados Unidos permanencia en última fila en una tribuna de invitados.

Apenas tres días después, México albergó la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), marcada por la inesperada presencia del presidente venezolano, Nicolás Maduro, quien criticó que Estados Unidos considera América Latina su “patio trasero”.

Aunque no hubo respuesta oficial a estos episodios, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, canceló su presencia al gran evento del lunes pasado por el bicentenario de México, lo que muchos interpretaron como una represalia.

Poco después, Ken Salazar acompañó a López Obrador en la inauguración de la Feria Aeroespacial de México, en la que Estados Unidos fue el país invitado.

Y el aparente desencuentro diplomático se zanjó con un mensaje en vídeo de Biden emitido durante la ceremonia del bicentenario en el que declaró que México es “el amigo más cercano” de Estados Unidos.