En la frontera sur siguen cruzando un promedio de 800 haitianos diariamente a territorio mexicano por la zona del río Suchiate, casi todos a merced de polleros y coyotes.

Sherry, con varios meses de embarazo, originaria de Haití, llegó hace dos días a la ciudad fronteriza de Tecún Umán, en el departamento de San Marcos, Guatemala. Ella junto con 200 haitianos más se encuentran en una casa de seguridad de un traficante de migrantes que se ubica a la orilla del rio Suchiate.

Tiene 22 años de edad y es enfermera de profesión. Cuenta que los últimos dólares que tenía le sirvieron para pagarle a los traficantes que la cruzaran a Ciudad Hidalgo, Chiapas.

“Yo tengo hambre, mucha hambre, yo no tengo dinero, no tengo ropa”, comentó Sherry, migrante de Haití.

Quienes están en la casa de seguridad esperan la orden del coyote o pollero para cruzarlos a territorio mexicano. En todo momento, decenas de haitianos, con niños en brazos, se suben a las balsas, que son remolcadas por varias personas y cruzan el rio Suchiate. Ingresan a Ciudad Hidalgo por los campos de cultivo de plátano y maíz; allí los esperan otros polleros que les facilitan la movilidad. Tienen triciclos disponibles y los trasladan a las terminales de autotransportes para llevarlos a Tapachula o al centro del país.

Hace unos días, Watson empezó a trabajar en el mercado Sebastián Escobar, de Tapachula; el haitiano llegó hace un mes a la ciudad y ahora es traductor en la carnicería La Fama debido a que muchos de los haitianos, que acuden a comprar no hablan español.

Watson cuenta que en Argentina tenía estatus de refugiado, pero hace unos meses se terminó su permiso.

“Tengo el documento por año y ya está vencido”, indicó Watson, migrante de Haití.

Los locatarios del mercado dicen que los haitianos están dejando una gran derrama económica. Están contratando a traductores de criollo porque viene en camino una nueva ola de migrantes.

“Ellos hacen el consumo del diario y ellos vienen, quienes consumen más es porque ya se dedican al comercio de la comida, ellos vinieron a ayudarnos bastante”, dijo Fidel Aguilar, comerciante del mercado Sebastián Escobar, en Tapachula.