Las autoridades del estado australiano de Nueva Gales del Sur levantaron este miércoles el toque de queda nocturno impuesto en las zonas de mayor contagio de COVID-19 en la ciudad de Sídney, después de que la región administrara la primera dosis de la vacuna al 80% de su población adulta.

El levantamiento de la medida, que estaba vigente desde el 23 de agosto, supone un alivio para una docena de barrios del suroeste y oeste de la ciudad más poblada de Australia, que tras doce semanas de estricto confinamiento ve una reducción en las cifras diarias de transmisiones comunitarias.

Hoy, el gobierno de Nueva Gales del Sur, que también mantiene confinada a parte de su territorio rural, reportó 12 fallecimientos y 1,259 contagios locales, una cifra por debajo del récord de casos diario de 1,599 casos comunitarios que registró el 11 de septiembre pasado.

“Hemos visto una estabilización en los últimos días y no quiero que esta tendencia vaya por el mal camino. Tenemos aún trabajo que hacer”, dijo Gladys Berejiklian, jefa de gobierno de Nueva Gales del Sur, en rueda de prensa en Sídney.

Berejiklian también informó que el 47.5 por ciento de la población adulta de Nueva Gales del Sur ha recibido la pauta completa de la vacuna contra la COVID-19, por lo que se espera que en “algunas semanas” se llegue al ansiado 70 por ciento que permitirá el desconfinamiento, en línea con una hoja de ruta nacional.

Cuando Nueva Gales del Sur sea el primero en alcanzar esta meta, previsiblemente a mediados de octubre, los que han recibido la pauta completa de la vacuna contra la COVID-19 podrán ir a los restaurantes o a los teatros, entre otras libertades de reunión y desplazamiento.

Por su lado, el gobierno del vecino estado de Victoria notificó este miércoles 423 pacientes y dos fallecidos, la mayoría de ellos en Melbourne, la segunda ciudad más poblada de Australia y que vive su sexto confinamiento desde el inicio de la pandemia.

El también confinado territorio de la Capital Australia, que abarca a Camberra, registró doce infecciones, mientras algunas regiones australianas viven una práctica normalidad desde hace meses.

Australia, que tras la irrupción de la variante delta en Sídney a mediados de junio abandonó su estrategia de supresión del virus, acumula desde el inicio de la pandemia más de 78,000 infecciones y más de 1,100 fallecidos, mientras que ha administrado la pauta completa de la vacuna a más de un 40 por ciento de su población adulta.