Corea del Sur anunció hoy 15 de septiembre de 2021 que está desarrollando un misil de crucero supersónico, en aparente respuesta al lanzamiento de dos misiles balísticos por parte de Corea del Norte, que también dijo haber testado un misil de crucero el fin de semana.

“El misil de crucero desarrollado en esta ocasión posee mayor velocidad que otros misiles existentes, lo que hace que los navíos enemigos lo tengan muy difícil para responder, lo que mejora la capacidad de supervivencia del misil y su poder destructivo”, explicó el Ministerio de Defensa Nacional en un comunicado.

Sin embargo, no se especifica ningún detalle más sobre este arma, más allá de que se trata de un proyectil anti-buque.

“Se espera que el misil supersónico se convierta en un elemento clave que pueda responder con más efectividad a las fuerzas que se aproximen a las aguas territoriales nacionales”, concluye el texto.

Este anuncio llegó poco después de que Seúl anunciara que había lanzado a modo de prueba un misil balístico desde un submarino (SLBM) y que el presidente surcoreano, Moon Jae-in, había presenciado la prueba.

Aunque Moon aseguró que la prueba no era en respuesta al lanzamiento por parte norcoreana de dos misiles balísticos pocas horas antes, el momento y la forma escogidas parecen indicar que Seúl ha querido mandar un mensaje de fuerza, tanto a Pionyang como a los surcoreanos, dado que habrá elecciones presidenciales en marzo.

A todo esto se sumó otro anuncio del Ministerio de Defensa Nacional, indicando que Seúl está avanzando también en el desarrollo de un misil aire-tierra de largo alcance para sus cazas.

Lo acontecido hoy viene precedido de un test, el pasado fin de semana, de un nuevo tipo de misil de crucero de largo alcance por parte de Pionyang, y por una primera prueba del SLBM sureño hace dos semanas.

A esto hay que añadir el reporte del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de final de agosto alertando que Pionyang reactivó este año instalaciones para obtener combustible nuclear que puede utilizarse para bombas.

Esta escalada armamentística se produce en un momento en el que el diálogo sobre desnuclearización sigue estancado desde la fracasada cumbre de Hanói de 2019, en la que Estados Unidos consideró insuficiente la oferta norcoreana de desarme y se negó a levantar sanciones.