Los príncipes británicos Guillermo y Enrique pusieron sus diferencias de lado el jueves al inaugurar una estatua de su difunta madre, la princesa Diana, el día en que habría cumplido 60 años.

Los hermanos, cuyo distanciamiento ha sido objeto de una intensa atención mediática, se mostraron unidos al revelar la estatua que encargaron en honor a Diana en el Sunken Garden del Palacio de Kensington, su antiguo hogar.

Diana murió en un accidente automovilístico en París en 1997.

“Hoy, en el que habría sido el cumpleaños número 60 de nuestra Madre, recordamos su amor, fuerza y carácter, cualidades que la convirtieron en una fuerza para el bien en todo el mundo, cambiando innumerables vidas para mejor”, dijeron los hermanos en un comunicado.

“Todos los días, deseamos que ella todavía estuviera con nosotros, y nuestra esperanza es que esta estatua sea vista para siempre como un símbolo de su vida y su legado”.

Guillermo, de 39 años, y Enrique, de 36, se unieron al hermano de su madre, Charles Spencer, y sus hermanas Sarah McCorquodale y Jane Fellowes para el pequeño evento privado en el Sunken Garden, uno de los lugares favoritos de Diana.