El presidente francés, Emmanuel Macron, reunió a los principales responsables de la gestión de la crisis de la COVID en el habitual Consejo de Defensa Sanitario de los miércoles para preparar nuevas restricciones en la región de París ante la presión epidémica que satura los hospitales.

Rodeado de los miembros de su Gobierno directamente implicados, Macron debe decidir la forma que tomarán esas restricciones, que podría ser un nuevo confinamiento domiciliario para los 12 millones de habitantes de la región, aunque tal vez limitado a los fines de semana como ya se aplica en otros dos departamentos.

El primer ministro, Jean Castex, preparó el terreno anoche al explicar que el escenario de un confinamiento de fin de semana “está sobre la mesa”, después de confirmar que “ha llegado el momento” de endurecer las disposiciones en Ile de France, donde vive el 18% de la población francesa y que es el pulmón económico del país.

La tasa de incidencia, que a nivel nacional acaba de superar el umbral de alerta máxima de 250 casos por cada 100 mil habitantes en los últimos siete días, allí roza los 420, la más elevada de la Francia metropolitana.

Y la presión en los hospitales es muy elevada, con mil 177 enfermos en las unidades de cuidados intensivos, más de la cuarta parte de los de Francia.

Como la tasa de ocupación de las ucis en algunos departamentos de Ile de France supera muy ampliamente sus capacidades teóricas, desde hace una semana se habían programado evacuaciones sanitarias a otras regiones a gran escala, pero en la práctica se han realizado relativamente muy pocas.

El director general de la entidad que reúne a los hospitales públicos de París Martin Hirsch indicó este miércoles que en tres días han sido únicamente diez.

La necesidad de aplicar más medidas en Ile de France, que para tener efecto deberían prolongarse varias semanas, podría poner en entredicho las esperanzas que habían dado varios miembros del Gobierno de un progresivo retorno a una forma de normalidad a partir de abril.

Macron se ha resistido en las últimas semanas a la idea de un nuevo confinamiento general que le pedían la mayor parte de las instancias médicas por el impacto económico y social que tiene.

Ha optado por mantener el régimen actual, con un toque de queda nacional de doce horas, entre las 6 de la tarde y las seis de la mañana y el cierre de todos los establecimientos de vida social, como bares, restaurantes, cines, teatros, salas de espectáculos, museos o gimnasios.

A eso se añaden los confinamientos domiciliarios de fin de semana en los dos departamentos metropolitanos que tenían las mayores tasas de incidencia -Alpes Marítimos y Pas de Calais- que han sido ampliamente superadas por Ile de France.