La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) exhortó a las autoridades competentes a desarrollar estrategias que protejan los bienes naturales de la Península de Yucatán, ya que es vulnerable a la contaminación por las actividades humanas.
Flor Elisa Árcega Cabrera, investigadora de la Facultad de Química de la UNAM, detalló que la Península de Yucatán contiene más del 30 por ciento del agua nacional y que alberga uno de los principales sistemas cársticos de México, constituidos por roca caliza (con calcio).
Los cenotes son la más conocida expresión superficial de los sistemas cársticos que permiten el acceso al agua subterránea; y cuentan con una gran biodiversidad endémica.
Yucatán es altamente vulnerable a la contaminación, por lo que trabajamos con la Secretaría de Desarrollo Sustentable de la entidad para generar una ley sobre el uso ecoturístico de los cenotes”, dijo la investigadora.
Árcega Cabrera detalló que los residuos urbanos y las labores antropogénicas dañan al acuífero. Muestra de ello es que en las lagunas costeras se han encontrado metales como estaño, cadmio y arsénico.
Dichos metales se han detectado también en la orina y sangre de niños, como resultado de usos y costumbres, de la alimentación y consumo de agua que no cumple con los estándares de calidad.
La cacería, por su parte, deja plomo en el suelo, mismo que algunas aves como los flamencos rosados ingieren.
Necesitamos aplicar biorremediación y entender que una vez contaminado el acuífero cárstico, es técnica y económicamente inviable su saneamiento, por ello es fundamental evitarlo, y esto solo es posible con la vinculación entre universidades, sociedad, gobierno y empresas”, argumentó.
La también investigadora Elsa Noreña Barroso evalúa los contaminantes del acuífero cárstico de la Península de Yucatán a través del Laboratorio de Ciencias Ambientales Costeras.
Hasta el momento se han analizado los hidrocarburos provenientes de actividades petroleras, combustibles e incendios; los plaguicidas empleados en la agricultura, en campañas de salud o en productos para mascotas; los trihalometanos, compuestos volátiles formados a partir de reacciones del cloro con la materia orgánica del suelo, así como los contaminantes emergentes, en los cuales se engloban los productos farmacéuticos y de cuidado personal.
Los resultados han arrojado la presencia de plaguicidas organoclorados y organofosforados, hidrocarburos alifáticos y aromáticos, esteroles fecales, contaminantes volátiles y principios activos de productos empleados para el cuidado personal.
Estos resultados son preocupantes si se considera que Yucatán no es un sitio con alta densidad poblacional, es poco industrial y sus actividades agrícolas son menos desarrolladas, remarcó Noreña Barroso en un comunicado.