El repunte de contagios de COVID-19 en Japón y las nuevas restricciones para tratar de frenar al virus centran toda la atención en el país anfitrión de los Juegos Olímpicos de Tokio, en la víspera de la fecha que marca los 100 días para la inauguración.

Un relevo de la antorcha que tiene lugar a puerta cerrada en ciertos tramos o la suspensión de competiciones clasificatorias para los Juegos que estaban previstas en Tokio son algunos ejemplos de la complejidad de la situación, que además cambia continuamente según la evolución de la pandemia dentro y fuera de Japón.

Este escenario está generando descontento entre federaciones deportivas internacionales, roces entre la organización y autoridades locales niponas y el rechazo mayoritario de los ciudadanos a celebrar los Juegos este verano como está previsto.

PSEUDO-ALERTA SANITARIA
Japón experimenta un repunte de casos de COVID-19 en varias regiones desde que el estado de emergencia sanitaria se levantó por completo el pasado 22 de marzo, lo que ha llevado a las autoridades niponas a declarar esta vez una “pseudo-alerta” por el virus.

En Tokio y otras cinco prefecturas del país se ha vuelto a limitar la asistencia de espectadores a estadios deportivos a un máximo de 5 mil personas, y se recortan de nuevo los horarios de apertura de bares y restaurantes, medidas que ya estuvieron en vigor hace menos de un mes.

El vaivén de restricciones ha causado confusión entre los japoneses, entre los cuales predomina la percepción de que el Gobierno intenta rebajar la gravedad del mensaje oficial sobre la situación sanitaria debido a la proximidad de los Juegos.

En torno al 75% de los japoneses son partidarios de volver a posponer o cancelar definitivamente los Juegos de Tokio debido a la pandemia, según la encuesta más reciente, llevada a cabo el pasado fin de semana por la agencia local Kyodo.

EL CAOS DE LOS PREOLÍMPICOS
La situación de la pandemia y las restricciones fronterizas que aplica Japón -en la práctica prohíbe la entrada de todo viajero extranjero desde finales del pasado diciembre- también han obligado a cancelar o posponer eventos previstos en Japón y en los que había en juego plazas para Tokio.

El caso más reciente ha sido el de las pruebas preolímpicas de saltos y aguas abiertas, previstas inicialmente del 18 al 23 de abril en Tokio y pospuestos a comienzos de mayo y finales de junio, respectivamente, mientras que aún deben decidirse las nuevas fechas parra las pruebas clasificatorias de natación artística que iban a disputarse también a principios de mayo.

Estas competiciones han estado en el aire debido al desacuerdo entre los organizadores nipones y la Federación Internacional de Natación (FINA) en torno al reparto de los costes derivados de las medidas anticovid y a otras diferencias, según publicaron los medios locales.

Entre los motivos de descontento de la FINA se encontraba una medida aplicada recientemente por las autoridades niponas que exigía una cuarentena de tres días antes de participar en la prueba y obligaba a los deportistas a cambiar sus planes de viaje, así como medidas anticovid que no consideraban completamente seguras.

La ministra nipona para los JJ.OO., Tamayo Marukawa, dijo al respecto que Japón “trabaja sin parar” para garantizar la seguridad sanitaria de los atletas durante el evento, y recordó que aún hay decisiones y directrices por definir en los próximos meses.

En una comparecencia ante el Parlamento nipón que tuvo lugar este lunes explicó que se prevé desplegar hasta 100 médicos y 120 enfermeras que estarán disponibles para tratar posibles casos de covid entre atletas en los momentos que coincidan más pruebas olímpicas, y de modo que no afecten a la disponibilidad de personal sanitario para los ciudadanos.

LA ANTORCHA SOLITARIA
El insólito relevo de la antorcha olímpica, que comenzó en Fukushima el pasado 25 de marzo, refleja la constante improvisación para adaptarse a circunstancias excepcionales a la que se ven obligados los organizadores de estos Juegos.

El recorrido se celebra entre amplias medidas para prevenir contagios y con la petición de que el público no se concentre a su paso. Además, el auge de casos de covid ha llevado a la prefectura de Osaka a cancelar el tramo del relevo que iba a atravesar las calles de esta región este martes y este miércoles y sustituirlo por una corta ruta a puerta cerrada.

Durante estos dos días, los corredores pasearán la llama olímpica a lo largo de 200 metros dentro del parque conmemorativo de la Expo de 1970 de Osaka, sin que se permita la entrada de espectadores salvo cuatro invitados por parte de cada corredor.

Otras prefecturas como Ehime (sudoeste) planean tomar medidas similares para sus correspondientes tramos del relevo en las próximas fechas, lo que deslucirá aún más el ya de por sí triste recorrido de una llama olímpica que estaba llamada a calentar el ambiente para los Juegos.